El Método Fogwill

Durante el primer mes del año 2023, Eduardo Guillén se encerró en su casa para terminar de escribir La rebelión de los negros. Guillén conocía de sobra el infalible Método Fogwill, pero quizá nosotros no, así que probablemente sea necesario explicarlo. La leyenda negra dice que Rodolfo Enrique Fogwill escribió Los Pichiciegos en solo tres días. ¿Cómo logró tal hazaña? El mito cuenta que Fogwill marca registrada recurrió a toneladas de drogas para mantenerse en pie y al cabo de 72 horas entregar el manuscrito a un editor imaginario, que era él mismo. Se supone que en principio no se trata de nada más, pero aquí vamos a explorar los recursos del dichoso método.

Guillén, por supuesto, pretendía emularlo y lo logró. Sabemos, ahora, que Fogwill tenía tablas de sobra, era un canchero. El argentino laburaba como publicitario y cada tanto entregaba a contratiempo, así que el tiempo era irrelevante. Si lo pensamos bien, la medición del tiempo se trata de una convención humana. Los perros no pueden decidir si son las cuatro o las cinco de la tarde. Los gatos no tienen un despertador que los levante a las seis de la mañana. Fogwill sabía esto y por eso consiguió escribir su relato en un lapso récord. Si además sumamos que vivía de escribir, no hace falta imaginarnos que tenía su plan súper trazado. Poner una palabra tras otra no agrega ningún mérito. Encadenar oraciones e ideas es labor de monos mecanógrafos. Ese enero de 2023, Guillén se sentó frente al ordenador y tecleó y taconeó hasta concluir la obra. Luego de siete días, creó el mundo y descansó. Si no se arrojó a las vías de ningún ferrocarril es porque quería convertirse en zapatero. Desde la infancia había soñado con la idea de corregir zapatos y así lo hizo. Con sus manos iba a guiar los pasos de la humanidad hacía el futuro.

Yo cuento esto desde un tiempo hipotético, uno donde la poesía ha dejado de existir y ahora experimentamos el instrumento llamado postpoesía a la que recurren los postpoetas. Guillén, Teo, Pauli y Morant nos enseñaron el camino; lo hemos caminado quizá para descubrir nuevos mundos y no quedarnos encerrados en la generación a la que pertenecieron, que se contentaba con actualizar sus móviles y consumir tiktoks y convertirse en youtubers.